26 de julio
Mi hermana y yo estamos jugando al Go, en la mesa de la cocina, con un juego de madera de sándalo y fichas de ébano y marfil que, cuando éramos pequeños, nuestros abuelos trajeron de uno de sus viajes a la China. De pronto, suena el timbre y mi hermana se sobresalta: -Si es Matías, decile que salí- me indica. Reflexiona unos instantes y se corrige a sí misma: -No, no...mejor decile que me fui de viaje. Abandonando el turno de su jugada, busca refugio en su habitación y puedo escuchar que se encierra en la misma con doble vuelta de llave. ¡Ni que en lugar de Matías la estuviera persiguiendo la Guardia Roja! El timbre suena nuevamente con insistencia y me pregunto en medio de qué tipo de situación me estaré involucrando. Con cautela abro la puerta, pero no me encuentro con Matías sino con mamá, que vuelve de la facultad cargada con una pesada pila de carpetas de sus alumnos. -¿Qué pasa? ¿No escuchabas el timbre? -pregunta molesta. |